Cornago es una Villa riojana de gran interés histórico y paisajístico, un pueblo de trazado medieval cuyo urbanismo constituye una obra maestra en su género. Su caserío edificado sobre una colina entre montes destaca una singular perspectiva, produciendo a cierta distancia la sensación de que las casas fueron edificadas unas encima de otras. Estamos ante una acrópolis medieval, ocupando el lugar más alto un castillo de cuatro torreones, que fue residencia de Doña María de Luna, hija del Condestable de Castilla Don Álvaro de Luna, y su esposo y primo Don Juan de Luna. Junto a la fortaleza aparece la Parroquial de San Pedro Apóstol del siglo XV.
La toponimia urbana es muy accidentada, el nivel existente entre la plaza del Bagar y el pórtico del templo parroquial es de 58,20 metros, ello se incrementa entre la zona oriental del pueblo y la iglesia. El pueblo primitivo se extendió desde el Cerrillo, el barrio más alto del poblado, hasta el Cantón, en la plaza Mayor. La zona medieval abarca esa parte de la Villa. Desde la calle Carnicerías a la carretera de Igea corresponde a los siglos XVIII y siguientes. Ha de aclararse, como es de suponer, que del Medievo solamente ha sobrevivido el templo de San Blas y el castillo. Todo lo demás es de época posterior. Obsérvese que las calles siguen la dirección de curvas más o menos abiertas alrededor de la acrópolis, el castillo-fortaleza y el templo parroquial.
Cornago tiene una altura sobre el nivel del mar de 757 metros, su terreno es valdense y la extensión mide 79,02 kilómetros cuadrados. “La Pazana” es una fuente de aguas sulfurosas, distante del poblado unos ocho kilómetros, es muy apreciada por los cornagueses y habitantes de esta zona. En el pasado, el pueblo fue cruce de caminos que unía tierras sanpedranas y tierras sorianas. Aquí había un mercado dominical de granos, frutos y ganado de cerda, al que acudían los habitantes de los pueblos serranos de Acrijos, Fuentebella, Armejún, Villarijo y Vea. También acudían a Cornago ganaderos riojanos del Valle de Jubera y Camero Viejo, para hacerse con ganado de ovejas de la raza autóctona “chamarita”, una oveja de tamaño más bien pequeño pero que se adapta muy bien al monte bajo de esta Comarca.
Secularmente, el pueblo de Cornago ha vivido un tanto “en si mismo”, sin mayor contacto con el exterior, lo que ha generado sin pretenderlo el raigambre de sus costumbres, que han permanecido casi inalterables a lo largo de los siglos. En 1885, surge la carretera comarcal de Arnedo-Cervera del Río Alhama y en 1915, la de Cornago a las Ventas de Cervera. A partir de este año, la comunicación con las poblaciones ribereñas del Alhama es patente. De Fitero suben vino al pueblo en carros tirados por mulas. También los coloniales provienen de esta Villa navarra. Sin embargo, los cornagueses pudieron utilizar por primera vez el automóvil, mediante la línea regular Automóviles Rio Linares Cornago-Castejón, a partir de entonces, el pueblo empieza a salir al exterior.
En cuanto a su demografía, en 1752 Cornago tenía una población de 249 vecinos y Vadeperillo, su barrio anejo, 41 “además de los eclesiásticos”, es decir, un censo de unos 1500 habitantes. Durante siglo y medio, no hay grandes oscilaciones. En 1980, el censo empieza a descender. Aquel año era de 944 habitantes, en 2004, no llega a los 600, hoy en 2014 es de 366 habitantes.