Durante el siglo XVIII el geógrafo Don Tomás López, autor de la obra “Descripciones de la Rioja” incrementó el conocimiento de esta región, con tan interesante y singular estudio.
Don Francisco Ovejas, beneficiado de la Iglesia Parroquial de Cornago, dejó constancia de que el mencionado geógrafo había aportado los siguientes datos, en orden a esta localidad: “esta Villa tenía en el siglo XVIII vestigios de haber sido villa amurallada. La puerta de la Peña Ortigal abrazaba la ermita de San Gil, dejando fuera de la misma al barrio judío y continuaba hasta la Ermita de la Piedad. La muralla continuaba por un camino para salir a Igea y Cervera, hasta topar con la ermita del Cristo del Humilladero. La última puerta, conocida con el nombre de manteca, pasaba por el antiguo prado de San Esteban, en las cercanías del castillo”.